Proyecto de limpieza y recuperación de la ermita de Santa Leocadia de Borleña (Corvera de Toranzo, Cantabria).
La ermita de Santa Leocadia fue en origen un templo parroquial, como sabemos por su libro de fábrica y como nos indica el hecho de que tuviese pila bautismal. Se encuentra en una estribación de la ladera donde se asienta el pueblo de Salcedillo, desde el que se domina el fondo de la vega del curso medio del Pas.
La antigua iglesia de Santa Leocadia de Borleña y su pequeño cementerio inmediato, en el valle de Toranzo, se abandonó a finales del siglo XIX, al construirse un nuevo templo y un nuevo cementerio, junto al propio caserío de Borleña.
En los años sesenta y setena del siglo XX fue saqueada, arrancándose losas y piedras del templo, aunque la pila bautismal y algunas piezas labradas fueron recuperadas y se conservan en la ermita de Salcedillo.

La fábrica presenta un testero de época bajo medieval, quizás del siglo XIV o XV, con una única nave ampliada en época moderna y un pórtico y cementerio del siglo XIX. Se encuentra en estado de ruina avanzada, el tejado de la nave se ha perdido y el del ábside corre peligro de derrumbarse. Antes de la intervención la vegetación casi ocultaba el templo todo el interior, que aparecía cubierto de escombros de la cubierta y de los muros. Bajo el templo se documentó la existencia de una necrópolis alto medieval.
En 2016, la asociación “Santa Leocadia cultura, memoria y patrimonio” emprende un proyecto de recuperación de la iglesia que parte de un convenio previo con el Obispado de Santander y que incluye también un acuerdo con el Instituto Sautuola para desarrollar un proyecto de rehabilitación integral. Estaría compuesto por varias fases: a) desescombro con control arqueológico de la planta de la vieja iglesia, b) apuntalamiento y consolidación de los muros emergentes determinados por la conclusión de la fase anterior c) posible recrecimiento y elevación de los muros hasta su nivel originario, d) restitución de la cubierta abovedada del ábside y e) posible restitución de la cubierta de armadura de la nave y de los pavimentos e infraestructuras que requieran los nuevos usos del edificio.
El Instituto Sautuola se comprometió además de a desarrollar la intervención arqueológica a cubrir los gastos de utillaje y herramientas, desplazamientos y dietas precisos, seguros de accidentes, etc, con cargo al presupuesto subvencionado por el Gobierno de Cantabria.
La actuación del Instituto Sautuola se desarrolló con normalidad en dos campañas de excavación, en 2016 y 2017. Los resultados se recogen en un informe publicado en el número XXII de la revista Sautuola (García Alonso et al. 2017).

Pero a día de hoy los restos de la iglesia permanecen tal y como los dejaron los arqueólogos en 2017, con nuevos brotes de avellanos naciendo entre las lajas del suelo y renovando la capa de hiedra de sus muros, esperando que la fase de rehabilitación comience alguna vez, y que no sea ya demasiado tarde.