Intervención de limpieza, recuperación y consolidación de la ermita de San Julián de Liendo.
San Julián de Liendo.
Esta ermita se encuentra en un lugar hoy despoblado, sobre la rasa acantilada que separa la costa de la depresión cárstica de Liendo, aunque en origen probablemente estuvo junto a una variante del camino de la costa. Se sabe que en sus cercanías existieron algunas antiguas casas de las que hoy sólo quedan sus restos.
Bajo su fábrica aparecieron sepulturas de lajas de época medieval y una de ellas fue datada en la transición entre el siglo IX y comienzos del XI, lo que nos indica la cronología original de la fundación. Los restos conservados parecen de origen tardo románico, de hecho, tuvo ábside redondo. Su ancha nave es producto de una importante ampliación de época moderna.
Las primeras referencias escritas sobre este templo corresponden a ese momento y así en un documento de 1501 figura como propiedad del Cabildo de la parroquial de Laredo. Además, se sabe que tuvo santera y ermitaño, citados en el siglo XVIII (Ruiz Cobo y Rubio Celemín, 2021).
La ermita estuvo en ruinas durante muchos años y recientemente se había desplomado la bóveda de horno del ábside. En 2016 el Instituto Sautuola suscribió un convenio de colaboración con el Ayuntamiento de Liendo, titular de la ermita, para su restauración, con una primera fase de desescombro en el interior y presbiterio, con seguimiento arqueológico.
En una segunda fase, que llevaría a cabo el Ayuntamiento, se consolidaría la ruina, reforzando vanos, con los medios necesarios para asegurar su mantenimiento.
La primera campaña de limpieza y excavación fue realizada en 2016 con equipo humano en su mayor parte vinculado al Instituto Sautuola y codirigida por R. Bohigas y Paz Buenaga. Los trabajos consistieron en arrancar la vegetación que cubría el suelo y en la retirada de los bloques caídos, su selección y estudio y posteriormente en la excavación, hasta el nivel original de la ermita, de una serie de cuadrículas de un metro cuadrado. En esta primera campaña se identifica la estratigrafía, formada básicamente por tres niveles, los dos superiores de distintos tipos de escombros, producto de la caída de la techumbre y de la mampostería de los muros. El nivel más interesante es el más profundo, el nivel original del templo, referenciado como nivel III, formado por una gruesa capa de mortero de cal, de 15 cm de espesor, y que sólo aparece en determinados puntos de control.
Además de algunos restos arqueológicos aparecieron evidencias de otras inhumaciones medievales y otra del siglo XIX. Uno de los resultados más relevantes es la lectura arqueológica de sus muros, que ha permitido establecer su génesis y evolución arquitectónica. Además, se localizaron y estudiaron diversas estructuras de varios tipos.
La segunda campaña, en 2017, se centro en acabar de eliminar la vegetación, en homogeneizar el suelo de la nave y en limpiar y excavar el suelo del ábside. Además de otras tareas, se procedió al refuerzo de los muros que aún quedaban del ábside para evitar desprendimientos. En esta segunda campaña se protegió con tela flexible y fibras sintéticas todas las áreas que habían sido excavadas, para asegurar su conservación. Se seleccionaron los sillares que podían reutilizarse en la reconstrucción y se documentó fotográficamente en detalle el conjunto.
Después de terminada la intervención arqueológica, que supuso una profunda limpieza del entorno, la ermita ha sido rehabilitada y consolidada con acierto por el Ayuntamiento de Liendo y hoy día se ha convertido en un lugar visitable y visitado, integrandose en las rutas de patrimonio del litoral de Cantabria.